jueves, 24 de septiembre de 2009

NN

Debo llevarlo a la práctica,
Dejar que suceda,
Dejarme llevar
Y ser tal cual soy.
Sin temores
Ni galardones.
Más allá del espíritu
Más acá de lo real,
El revés del sentido
Sería lo adecuado.
Dejarme ver
Dejar que me duela
Y que sea la verdad
Lo que nos salve
Aunque la mentira sea más fácil
Y con algunos, eficaz.
El orgullo es lo que va a matarnos,
Preferir la oscuridad
Antes que esa dolorosa claridad
Elegir la ceguera
Porque la luz nos quema
Ser lo invisible
Aunque seas más que visible
Más que predecible
Perceptible
Hasta los huesos
Débil calcio-
Débiles pasos.

Bailando en Chacarita

Dadas las circunstancias,
Pisando la madrugada
Descubro mi juego,
El juego que quiero
Que me nutre y me divierte.
Opte por la soledad
Esa que no lastima,
La elegida.
Llegando al andén
El frió se hizo sentir
Y la espera –como era de esperar-
No llegaba a su fin.
En el marco de tal situación
Se encontró la solución.
Primero el mío,
Luego el de todas,
Nuestros cuerpos comenzaron a moverse,
Danza energética,
Aliviadora.
La morocha,
Las dos señoras
Y hasta los perros
Acompañaron la acción con su canto ensordecedor,
Ladridos a todo lo que tiene motor.
La brisa era viento,
Un manto frío, pesado y furioso
Que nos golpeaba y
Caricias bruscas nos brindaba,
Soplaba y soplaba
Mientras
Bailábamos para no adormecernos temblando,
Para no endurecernos en la estación.

Cementerio

Ella con su vestido gris
Llevando un ramo que el le regaló.
El a su lado.
Recorrido.
Entre risas y sobresaltos.
Entre asombros y fascinaciones,
Llegaron al final del camino,
El fúnebre laberinto
Llegaba a su fin.
Intentando dorar sus almas
Se entibiaron los cuerpos
Con el sol.
Tirados sobre el verde crayón
De la alfombra
Bajo el óleo celeste
De la mañana.